El papel de los padres
Los padres no sólo
deben preocuparse por mantener una buena salud física en
sus hijos, como por fomentar su estabilidad y salud emocional.
La autoestima es una pieza fundamental en la
construcción de los pilares de la infancia y adolescencia. La autoestima no es
una asignatura que se aprenda en el colegio. Se construye diariamente en a través de las
relaciones personales de aceptación y confianza. El lado emocional de los niños
jamás debe ser ignorado por los padres y profesores, es
fundamental para ello que exista una conexión y entendimiento entre familia y
escuela.
Hay que estar atentos a los cambios de humor de los
niños y a sus altibajos emocionales. Desde el nacimiento a la adolescencia, por
su vulnerabilidad y flexibilidad, los niños deben encontrar seguridad y afecto en las personas que les rodean y los padres
pueden hacer mucho por mejorar la autoestima de su hijo.
Todo lo que se consigue en este periodo de desarrollo
y crecimiento físico, intelectual y emocional puede sellar su conducta y su postura hacia la vida en la edad
adulta.
Estímulos para la autoestima infantil
La autoestima se
construye a través de un proceso de asimilación e interiorización desde el nacimiento, pero que puede modificarse a lo largo de
toda la vida. Se genera por la imagen que los otros nos dan de nosotros mismos
y por el valor que demos a esta imagen. Durante la infancia y adolescencia, la
autoestima crea una marca profunda en nosotros, porque durante estas etapas es
cuando nos encontramos más vulnerables y flexibles.
¿Cómo estimular la autoestima de los niños?
Cada niño es único, y en el caso de que quieras
construir una buena autoestima en tu hijo,
debes considerar factores como su temperamento, sus
habilidades, debilidades, mecanismos de defensa, deseos y su nivel cognitivo. Y además, estos consejos prácticos te
pueden ayudar a estimular la autoestima de tu hijo:
1. Responsabilidades.
Incentiva el desarrollo de las responsabilidades del niño. De una manera
positiva, crea algunos compromisos y
exige, en un clima de participación e interacción, su cumplimiento por parte
del niño.
2. Participación. Da la
oportunidad al niño para tomar decisiones y
resuelver algún problema.
3. Refuerza sus logros.
Refuerza con positivismo las buenas conductas del
niño. Por ejemplo, cuando él haga los deberes, o se cambie de ropa solo, dile con
cariño y de forma efusiva ¡qué mayor eres!, ¡gracias por ayudarme!, o ¡lo has
hecho muy bien!.
En algunas casas y colegios, este refuerzo se
hace a través de pequeños premios.
4. Límites claros.
Marca los límites en su educación,
enseñándole a prever las consecuencias de su conducta. Ejemplo: "Si no
recoges tus juguetes, no irás al cine". Y que no haya vuelta atrás.
5. Resolución de problemas.
Enseña a tu hijo a resolver sus propios problemas y a aprender de sus errores y
faltas, de una forma positiva. Por ejemplo, si el niño no alcanza una buena
nota en una asignatura escolar, anímale a estudiar más y a prepararse para
superarse en el próximo examen. El niño debe sentir que un error puede
convertirse en un aprendizaje y,
consecuentemente, podrá arreglarlo si emplea más esfuerzo.
6. Críticas constructivas.
Deja de lado las críticas destructivas. Los insultos no
favorecen a la autoestima del niño. En lugar de decir "eres un
desordenado, tienes tu cuarto como una basura", mejor decir "no me gusta
ver tu cuarto tan desordenado, me pone muy triste". Así, estarás
demostrando que lo que a ti te disgusta es el
desorden del cuarto, no el niño.
7. Las
caricias positivas remiten a los gestos de afecto. Dichas caricias
pueden ser físicas o emocionales. Un abrazo o un beso es una muestra de
expresión corporal. Sin embargo, existen caricias verbales que llegan de una
forma directa al corazón de cualquier niño en forma de bienestar emocional. La
caricia más positiva es decirle: “Te quiero mucho”. El amor nunca debe
darse por supuesto, por ello, conviene superar la barrera que a veces causa el
pudor.
8. El juego
no sólo es una forma de entretenimiento, sino también un excelente estímulo a
nivel emocional para alimentar la autoestima de cualquier niño. Por ello,
cualquier pequeño se alegra cuando sus padres juegan con él. Existen
actividades muy placenteras que favorecen el contacto con la naturaleza: andar
en bicicleta, realizar una excursión, salir al parque, hacer deporte…
9. Para alimentar la autoestima de un niño
es positivo que tenga un contacto
regular con otros miembros de la familia. Especialmente, con los abuelos.
Los abuelos se han convertido en un soporte emocional firme en tiempos de
crisis, ya que cuidan de los peques durante muchas horas a la
semana.
10. Existen hábitos familiares que ayudan a crear un hogar gratificante:
la comida y la cena es un momento para compartir. Por ello, en caso de que por
motivos de horarios sea imposible comer todos juntos entre semana, entonces, es
recomendable poder hacerlo el fin de semana. Además, conviene recordar que la
televisión es un medio de entretenimiento, por ello, debe estar apagada la
mayor parte del día. Por supuesto, no hay mejor forma de despedir el día que
leer un cuento de buenas noches al niño.
11. Conviene cambiar el modelo educativo para pasar de la crítica constante al
elogio. En general, los padres riñen a sus hijos cuando no obedecen, pero
en cambio, no dedican la misma atención a elogiarles cuando se comportan del
modo correcto, obedecen, comen solos, recogen la mesa, limpian su habitación…
Para que el niño tenga claras dichas normas es útil ponerlas por escrito en una
cartulina colocada en un lugar visible de la casa.
12. Existe
un error muy grande en la sociedad actual: confundir el ser con el
tener. A veces, se pretende cubrir con el materialismo
cualquier vacío emocional que pueda tener un niño. Intenta no caer en él.
Los niños también pueden asumir responsabilidades de
una forma acorde a su edad. En la casa, pueden hacer estas tareas a partir de
los siete años: poner la mesa, recoger su cuarto, doblar su ropa…
13. Es indispensable crear un ambiente ordenado con
unos horarios marcados para que el niño tenga interiorizada una rutina que le da bienestar y seguridad.
El fin de semana es el espacio para el tiempo de ocio, por ello, los niños
pueden acostarse más tarde y ver la tele. La televisión también es un buen
instrumento educativo siempre que se utiliza con un criterio adecuado. Los niños
sólo deben ver películas adaptadas a su edad, que transmitan valores humanistas
y nada de violencia.
14. Si un niño
tiene un problema de inseguridad y de autoestima muy elevado, entonces, es
posible que haya que recurrir a que haga terapia. En ese caso, se debe
buscar un psicólogo que esté especializado en temas de infancia.
- Fuentes.
. Guía infantil. http://www.guiainfantil.com/
. Artículo de Pablo Garrido. Profesor del Instituto
Europeo de Estudios de la Educación.
. http://www.webconsultas.com/
. http://www.wikipekes.com/
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